El gentil marido

Este caso es verdad yo se los digo.
Aunque a mi me lo contó la amiga de una tía,
que por cierto es ya fallecida.

A sus oídos llegó esta triste historia
y como para que no se olvide en la memoria,
yo contaré lo que he aprendido,
para los agudos oídos del que desee no ser ofendido.

Cuéntese que un gentil hombre llegó taciturno a consultar al médico de cabecera. Ojeroso y melancólico contó su mal:

­­—Sufro por un mal extraño que no me aqueja a mí sino a mi mujer...
El galeno se acomodó en su gran sillón, pues los males de las mujeres siempre habían sido su intriga. Con atento oído y limpiando bien sus anteojos preguntó:

— ¿Qué mal puede ser ese que a usted tanto acongoja? ¡Explíquese pronto!

La mujer en nuestra cama siempre es cual dulce remanso en río de peces revuelto.

Tímido el marido como sintiendo venir un regaño continuó:

— ¡Pues verá usted doctor mi mujer de noche no duerme, se entrelaza en las sábanas haciéndome pasar frío!

— Un caso típico de sonambulismo — agregó sabiamente el doctor.

— Nada de sonámbula, ella esta despierta, yo lo sé pues la escucho con la respiración entrecortada y en un momento inesperado ella abre tremendamente los ojos me mira, sonríe y dice: Buenas noches señor mío.

Mas por receta el galeno sentenció:

- Si usted a bien desea por su mujer ser amado y no halla para su mal el remedio;
¡Como todo buen caballero, permita que su dama llegue primero!