miércoles, 19 de agosto de 2009

Docta opinión

Agradezco todos los comentarios del post anterior pues me hicieron reflexionar profundamente sobre mi actuar cotidiano como mujer, pareja, mamá, maestra, hija, amiga. Rescato en particular el comentario de Tais, porque me dio las razones suficientes para eliminar miedos, culpas y prejuicios que yo misma había permitido que permearan en mi vida.

Hoy me siento bien, me gusta de mi lo que veo y cómo me perciben aquellos a los que amo y me aman. Hoy me acepto como soy en mi totalidad. A todos aquellos -ya saben quienes son- que pueden ver a través de mi, en esa extraña transparencia de mirarnos a los ojos, serán siempre bien recibidos en mi corazón y memoria.

Ahora si doy pauta a las palabras de Tais. Mis comentarios al texto aparecen en cursivas.

"La preocupación de ¿Qué es ser una buena madre?, sin duda es la pregunta más genuina que puede surgir en una mujer ante la decisión de ejercer su maternidad, y sin duda, se verá afectada por las circunstancias sociales que acompañaron a esta decisión. Es decir, los convencionalismos y valores sociales de entrada estarán contenidos en el origen de la pregunta, al igual de algo más…

Efectivamente, la maternidad se vive desde la individualidad de cada mujer y de todos lo social que implica "ser madre", no sólo desde el punto de vista biológico, sino además espiritual. Siendo soltera, casada, lesbiana, concubina, toda mujer que es madre se pone en medio de su contexto social y cultural.

-¿Qué?
– Aquello jugado y signado en uno mismo…
-¿Cómo es eso?
- “La Madre”… es sin duda una palabra que de inmediato nos remite a vivenciar una intensidad de emociones, porque todos experimentamos la convicción ¡de provenir de una! Y no importa si la tuvimos cerca o no, si fuimos aceptados o rechazados por ella, si vive con nosotros, si la visitamos, si la adoramos o la aborrecemos… porque absolutamente TODOS quedamos marcados por su presencia, aún en su ausencia física, es decir, que nos marca incluso si nunca la conocimos, o perdimos la oportunidad de convivir con ella a muy corta edad- ocupa un espacio de mucha intensidad en el espacio emocional de cada sujeto.

Coincido ampliamente con esta parte y considero que muchas de nuestras actitudes, valores y sentimientos en la edad adulta se quedan marcados por nuestra progenitora. Jodorowsky escribe: "Las heridas de familia nunca cicatrizan del todo... una herida vegetal es para siempre y lo único que podemos hacer es cubrirla. Nuestro corazón se comporta, en ese sentido, como los vegetales. Si le haces una herida nunca cicatriza, ahí permanece. Lo que podría suceder es que nuevas experiencias vayan cubriendo de vida a esta herida" (Jodorowsky, 2008: 239)

¿Pero entonces?, si no depende de lo estrictamente físico, ¿qué se deriva de esto?

La primera conclusión y quizás algo difícil de aceptar - es que “la Madre”, es una construcción subjetiva y original, propia y particular de cada individuo. Podríamos decir, que cada uno elige a su madre y la construye para sí, en independencia y sin importar al mismo referente físico.

En este sentido independientemente de "cómo" haya sido nuestra madre, nosotros tenemos la responsabilidad interior de reconstruirla, de amarla como es o como fue. Cada uno de nosotros somos responsables de como construimos esa relación, ese vínculo y al mismo tiempo desacralizamos su papel y somos capaces de mirarla y apreciarla como ser humano, no sólo como un ente biológico que nos dotó de vida.

Podrán no estar de acuerdo con esta conclusión, pero la propia cotidianidad nos lo muestra:
Zutanito fue abandonado por su madre, creció en una familia adoptiva y sin embargo, vivió con la necesidad de encontrar y conocer a su madre biológica. No descarto que pudiera ser movido por el deseo mórbido de saber ¿Quién es esa, quién me abandonó?, pero no es así en todos los casos.
Perenganito tuvo una madre alcohólica que más de una vez le propinó una que otra paliza en la infancia…, habrá sujetos que salgan corriendo de una experiencia así, pero también los hay aquellos, que permanecerán en esa relación, y/o retornarán para cuidar y hacerse cargo de su madre. Y qué me dicen de la madre, que cumplió con todos los requerimientos sociales de proporcionar a sus hijos una buena educación, cariño, afecto y sin embargo, se topa con aquél hijo, quien le reclama… que para él – nunca fue una buena madre – pues su sentir le indica que solamente lo usó, para procurarse un estatus y vivir a través de él lo que consideró para ella como imposible.

Casos que existen en nuestras casas y algunos los tengo en mi salón de clases.

Sin duda, lo que quiero introducir es lo no unívoco de las experiencias… Lo propio subjetivo de cada caso, que no podría ser reducido a un asunto de estadísticas… y que por lo mismo no podría ser abordado desde lo convencional social. Nuestra madre podrá ser de tal o cual forma, tener las características particulares que nos gusten o nos desagraden, pero sin duda, somos nosotros los que signamos estas características con afectos propios; somos nosotros quienes elegimos hacer de tal o cual evento, aquello - que nos va marcar y trascenderá en nuestra vida, llámese dolor o júbilo… y que pasará a ser depositado en aquella, llamada por nosotros - nuestra madre.

Nuestra responsabilidad es pues, manejar nuestras emociones y saber el enfoque con que podamos mirar cada situación. De uno depende si le traumatiza o la toma como periodo de crecimiento y aprendizaje. Es una vinculación íntima y muy particular la que debes de desarrollar con tu madre.

Y es desde este espacio de subjetividad, desde donde quizás no haya una respuesta única a la pregunta ¿Qué es ser una buena madre? Sin duda, habrá aproximaciones que puedan ser más o menos exitosas, pero ninguna – garantizará el resultado, a menos de que incluya entre sus componentes al amor verdadero, aquél que no se forja en una completud con el otro, aquél que introduce la posibilidad de un fracaso y un rechazo, aquél que se sabe como imperfecto y se gesta desde el reconocimiento de una falta.

La palabra secreta AMOR. Agrego una cita textual para acabar con broche de oro:

"La vida nos vence en todo momento. Aunque seamos titanes, somos vencidos. Sabiendo eso, uno puede trabajar más tranquilo, con humildad... La felicidad no consiste en tener cosas sino en sentir la alegría de vivir, en recuperarla...Construyo mi futuro con mis pasos".
(Jodorowsky, 2008:244)

2 comentarios:

Alexander Strauffon dijo...

Me agrado la referencia de Jodorowsky. Confieso que de el no habia escuchado hasta saber de la admiracion que M. Manson siente hacia el.

Princesa con boca de fresa dijo...

Después de retomar a Jodorowsky como guía espiritual y de tantas y tantas sesiones en el divan de nuestro hogar, me queda claro que Vidita está renaciendo y con ella sueños y promesas que se cumplirán. Te quiero y gracias de verdad por todo! Y sí, eres una gran gran persona (no lo digo por tu estatura) Te veo en el divan